Ante la escasez de alimentos y el aumento de la pobreza surge la Red de Solidaridad Popular

Viernes, 1 Noviembre, 2013
Pepe Mejía

Cada día cientos de empresas echan el cierre y aumenta el desempleo. No hay trabajo, privatizan los servicios públicos (educación y sanidad), las familias están agobiadas porque los precios de los productos de primera necesidad están por las nubes. Cada día recortan los servicios sociales y la pobreza aumenta así como las desigualdades sociales.
 
Mientras crece la pobreza severa (con menos de 307€ al mes) que alcanza ya a 3 millones de personas, el doble de los que estaban en esta situación antes de la crisis, un total de 30 familias se reparten gran parte del capital de España. Tres familias acumulan más de 11.200 millones de euros. Se incrementa la desigualdad en España, con el valor más elevado de toda Europa: el 20% de la población más rica concentra 7,5 más riqueza que el 20% más pobre, según el VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas que se presentó el pasado 10 de octubre.
 
Ante esta situación surgen iniciativas de autogestión y solidarias. Una de ellas es la Red de Solidaridad Popular (RSP). Un instrumento de lucha contra las políticas neoliberales. Se sitúa en los ámbitos locales para dar respuesta inmediata a las necesidades y con el objetivo de transformar la sociedad.
 
Buscan la participación efectiva de las personas más afectadas e implicarlas en un modelo auto-organizativo: yo doy, yo recibo. "No vamos a hacer caridad" dicen. "Lo que haremos es trabajar con las personas, con su conciencia, para que perciban la realidad y entiendan porqué estamos así. Somos un actor más en los territorios. Llegamos, vemos las necesidades que hay, las analizamos, tomamos decisiones y nos ponemos a trabajar tejiendo redes con los movimientos sociales. El éxito estará en ser capaces de organizar nuestro trabajo en los barrios y en nuestras capacidades para analizar la realidad, sabiendo que ese análisis no es cerrado y se modifica con el aprendizaje".
 
La Red de Solidaridad Popular -el Socorro Rojo del siglo XXI- es un modelo autoorganizativo "yo doy, yo recibo" que les hace protagonistas del cambio. Esta perspectiva global les lleva a considerar que serán más fuertes "si somos red porque habremos construido contrapoder".
 
En su Carta de Principios, la RSP deja muy claro sus objetivos. "Nos mueve la necesidad de organizar la solidaridad como forma de resistencia frente a la barbarie neoliberal que se nos está imponiendo y la motivación por poner en práctica alternativas al sistema económico y político dominante".
 
La RSP no sólo se plantea dar respuesta urgente a la situación de emergencia social de cientos de miles de personas sino que apuesta decididamente por la "transformación social desde una perspectiva netamente de izquierdas y alternativa al actual sistema capitalista. Transformación social que lograremos a través de la auto-organización popular".
 
La RSP, que el pasado 19 de octubre celebró su primer encuentro estatal en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid, es un proyecto que nace en abril de miembros del PCE. Ambiciona ser una Red de Redes con una filosofía sencilla: solidaridad horizontal, apoyo mutuo y huida de la mendicidad o caridad.
 
Las iniciativas solidarias impulsadas por la RSP en ningún momento revestirán carácter benéfico, ni asistencialista, ni caritativo, serán puestas en marcha conjuntamente con las personas afectadas por las consecuencias de la crisis, partiendo de sus propias demandas y necesidades e implicándolas activamente en su diseño, gestión y organización. "No perderemos nunca de vista que la Red de Solidaridad Popular está al servicio de las clases populares y trabajadoras, tanto de sus necesidades socioeconómicas más apremiantes, como de su proceso de autoorganización y resistencia social y política".
 
El encuentro de Rivas ha servido para el intercambio de experiencias entre los distintos nodos y Grupos de Acción Comunitaria, pero también de representantes de organizaciones sociales, integrantes del 15M, yayoflautas, organizaciones políticas de izquierdas, organizaciones vecinales y no gubernamentales. A pesar de tener poco recorrido, no más de seis meses, ya se está impulsando en barrios, pueblos y ciudades de todo el Estado. También desde hace tiempo se vienen desarrollando otras experiencias de organización popular como respuesta a las consecuencias de la crisis y del sistema capitalista.
 
En Rivas Vaciamadrid supimos cómo crean despensas de alimentos -que me hizo recordar la organización de los ayllus y el papel de los tambos-, como cultivan sus propios huertos, como ofrecen asesoría jurídica o cómo recogen material escolar y ropa, a través de un modelo basado no en el "yo tengo, yo doy", sino en el "yo doy, yo recibo".
 
Con el lema "organizar la solidaridad para defendernos del sistema", como dijo en una artículo Olga Rodríguez, la RSP funciona de forma horizontal, buscando el empoderamiento de las personas afectadas por la crisis, implicándolas activamente en la gestión y la organización.
 
El debate que se generó en el encuentro giró en torno a una pregunta que algunos de los integrantes formularon: "Cómo no depender de quienes nos están haciendo daño".
 
Porque proyectos como el que estamos comentando pueden convertirse en escudo eficaz ante las agresiones del sistema. Hoy, la RSP es necesaria e imprescindible para el conjunto de la golpeada y vapuleada clase trabajadora. Pero también es un parapeto al fascismo -en España el 3% de la población se declara ultraderechista, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)- que pretende aprovecharse de las necesidades para lanzar su discurso xenófobo y racista pero a la vez distribuyendo comida, como es el caso de Grecia.
 
Los partidos de extrema derecha de Francia, Holanda, Bélgica, Austria y Suecia comienzan a organizarse con vistas a formar un frente común en las elecciones del próximo mayo.
 
La RSP es el primer paso para la construcción de poder popular.

 

[fuente] Lucha Indígena 87, noviembre 2013 (contraportada)